martes, 24 de noviembre de 2009

Una mañana

I

Sostener el mate
como si fuera
una pipa

y caminar abstraídos
por la habitación
hasta poblarla de
nosotros

II

Un perro ladraba
dormido
movía las patas
se reía

III

Dejé mi cuerpo
amontonado al lado
del piano

contra la pared

y avancé en dirección
a la puerta

Nadie llamaba pero
los escombros del patio
querían entrar

porque afuera llovía
y la mañana perdía
su claridad
se disolvía lentamente
en un rumor sin
pájaros

ER

3 comentarios:

Amparo dijo...

Impresionan los escombros en cascada.
El poema me gusta, aunque la última estrofa algo menos, quizá se oye mucho.
En cambio dejar el cuerpo amontonado al lado del piano y avanzar en dirección a la puerta,
es inquietante y bello.

saludos

Eduardo Rezzano dijo...

Gracias, Amparo; aprecio mucho tu crítica. La foto es de mi cocina, que está siendo sometida a algunos arreglos. Saludos.

Amparo dijo...

Uf, menos mal que sólo son arreglos, ya pensé que se te había descolgado una pared.

Suerte con la reforma.