sábado, 11 de septiembre de 2010

Conversación y scones

Cada mañana
la mujer del carpintero
me visita y me ofrece
conversación y scones

A veces le dicto una carta
que copia con su lápiz
de carpintero y
me devuelve doblada
en cuatro

A veces frota las manos
en su descolorido delantal
y se deja ir en un suspiro

pero no doy pie
a que explique
sus silencios
que huelen a madera
y enciendo la radio

El fuego de la hornalla
apenas calienta la cocina
y me quedo dormido

Mi cuerpo
es el único rastro
que no desaparece

ER