lunes, 19 de agosto de 2013

Algunos poemas de Caligrafía (Madrid, Amargord —colección Transatlántica—, 2013)



cuerpos

El dedo acusador espera
olvidado-amputado
en el marco de la puerta
sujeto por la puerta cerrada

En la intimidad del cuarto
la acción transcurre
con la intensidad habitual
los cuerpos se mezclan
y dejan huellas

un camino de baba
por paredes y techo

cristales en el piso
sangre
y una silla incrustada
a la altura del tórax


Brasil

Si dijera que
nací en Brasil

los que me conocen
se apurarían a
desmentirlo

Por eso digo
que vengo del fondo
del mar

que germiné
en el casco de un galeón
hundido hace dos siglos

que fui amado
por los ocho tentáculos
de un pulpo antropofílico

que fui devorado
por un tiburón y
que volví a nacer
pero tardíamente

con los días contados
y la mirada perdida
en un punto difuso

que ahora se acerca
ahora se aleja


Despeñadero

En la memoria guardo
apenas tres sonidos

el canto de un pájaro
sin nombre
una campana que toca
a muerto y
el mar contra las piedras

A partir de esta pequeña música
trato de reconstruir algunas voces

pero es inútil
la música me conduce al silencio

cada mañana
cada atardecer


La edad del helecho

Lo llamaron primero
a los gritos después
en un murmullo

Contestó con muecas
saltando haciendo
el tonto

Volvieron a llamarlo
con voz marcial
después glaciar

y cayó de rodillas
caminó de rodillas

rumbo al sol que se ponía
que auguraba no sé qué tormenta
qué clase de tragedia familiar

Despertó
y convocó a sus discípulos
alrededor de su cama postrera

pero sus discípulos
lo habían abandonado
y estaba preso y enfermo
en una cárcel del Perú

Despertó otra vez
y yacía tendido boca
abajo en
un claro en la selva

su cuerpo irreparable
era un cosquilleo
de hormigas

un tumulto de marabunta
asesina

la turbamulta reclamando
derechos

—derecho a no enterrar a los muertos
a poner de cabeza a todos los santos
a la vida después de la muerte


Los perros

Los perros en jauría
rodean la casa

no piden ni exigen
toman esto y aquello

Rodean la casa
pero la casa está vacía
y la ciudad abandonada

El mar devuelve
sobre la costa detritos
y formas inacabadas

lo que no pudimos
llevarnos
lo que preferimos
olvidar


ER