miércoles, 4 de agosto de 2010

Caracoles

Oí que mi jefe me nombraba y me di vuelta como un resorte, pero hablaba por teléfono y bajó la voz para que no lo escuchase. Después supe que era conmigo con quien conversaba, pero en un tiempo futuro, cuando yo no trabajaba más allí y necesitaba que me hiciera un favor, que influyera en tal o cual asunto para dirimir tal o cual pleito.
Tardé varios años en darme cuenta de lo perdido que estaba entonces, años que pasaron con la lentitud de un caracol como si mi vida se hubiera congelado.

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