lunes, 31 de diciembre de 2007

Feliz año

(Tonka y Caro, foto de archivo)

Termina un año y empieza otro, así no estemos para contarlo o sí, porque no somos la medida adecuada a nada y siempre habrá alguien que lo haga en lugar nuestro. Tiempo hace ya, durante una juventud más lejana que la actual, cuando tomaba clases de piano, mi profesor me decía que no entendía esto del cambio de año y menos eso de las vacaciones, aunque igualmente intentaba disfrutarlas para no vulnerar la armonía familiar. Yo, en cambio, preferiría vivir de vacaciones y, sin embargo, creo que no estaríamos tan en desacuerdo.
De 2007 rescato, sin pensarlo mucho porque no tengo ganas de hacer balances, Inland Empire, algunos poemas mejor escritos que otros, la tarde de ayer, etc.

ER

sábado, 22 de diciembre de 2007

Gabriel Ferrater (1922-1972)


Los otros días me referí a Felisberto Fernández y luego pensé ¿qué otro escritor fue fundamental para mí en estos últimos cinco años? Me acordé enseguida de Gabriel Ferrater, un poeta catalán con el que no hubiera dado sin los buenos oficios de mi amigo Andreu: en 2002, él me regaló un ejemplar de Las mujeres y los días (Editorial Lumen, Barcelona), el libro que reúne la obra poética completa –escrita y originalmente publicada entre 1958 y 1968– de este multifacético y maravilloso hombre libre, en su reciente, tardía y bellamente cuidada primera edición en castellano.
Él es mi poeta favorito. Su voz, absolutamente despojada de estridencias y ornamentaciones, es única. Su inteligencia, un camino sin fin, un camino de luz.

ER

Sobre la poesía

Un poema nunca está completo aunque tengamos la ilusión de su perfección, aunque efectivamente no le falte nada. O siempre está completo, aun cuando sea una máquina de sutiles metamorfosis, una máquina deseante (Deleuze y Guattari nos enseñaron que el deseo no tiene nada que ver con la carencia). El arte del poeta está en enseñarle al poema a hablar por sí mismo, en darle vida, en ponerlo en funcionamiento, y por eso se me ocurriría peligroso pensar lo completo como lo que tiende a la quietud de las cosas muertas (claro que las cosas muertas tienden más al deterioro que a la quietud). Un poema siempre está soltando electrones y produciendo su exterioridad; completo en cada instante de su fugacidad, pero siempre inacabado o, mejor aún, siempre por escribirse.

ER

(nota: esta entrada fue originalmente un comentario que dejé en el blog de noesposible, en diálogo amable sobre lo que allí se trataba, y que me tomé la libertad de descontextualizar)

sábado, 15 de diciembre de 2007

Visita


Con motivo de la visita de los Power Rangers al Ministerio de Economía, se realizará el sorteo de una Honda Econo Power modelo 94.

ER

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Niño lámpara


Cuando algo le preocupa, el niño lámpara enciende su cabecita. Le digo: "Hoy, que la visita se fue pronto, podrás descansar sin tanto barullo". "Demasiado pronto para mí", me contesta y se apaga. Leo en voz alta un poema sobre el invierno, lo hago distraídamente, y dejo que se duerma pensando en niños de nieve con nariz de zanahoria.

ER

lunes, 10 de diciembre de 2007

Artes ocultas

Leo las manos. Líneas blancas sobre palmas negras, líneas amarillas sobre palmas rojas, manos verdes con olor a pasto recién cortado. Descubro que el nombre de mi madre terminaba en jota y que mi abuela era aragonesa -en la borra del café el futuro está borroso y en el fondo del preservativo encuentro respuestas a preguntas que no me atrevería a formular.
Tiro las cartas tentando a la suerte. Tiro las cartas, las arrojo al fuego tentando al infierno: “conocerás a alguien, te hará la vida imposible, te dará hijos, buena fama y un derrumbamiento digno de aplausos”.
Un lobo, en realidad siete, rodea mi casa. Yo soy el octavo y mi casa está vacía, apenas un decorado. Vuelvo al bosque buscando el rastro tibio de una mujer obsoleta, sin dientes ni ojos, con tres agujeros negros que resuenan en un punto detrás de la cabeza cortada a hachazos. Mi mordida es el antídoto; mi cuerpo, el camino más corto y el que lleva más lejos.
Soy una tortuga, no hablo, mis pasos me conducen al mar. Soy un ave de presa; elijo, entre las tortugas, las más sedientas, las de caparazón moteado. Me miro en el océano y reconozco un cielo surcado por líneas, nunca un fin ni un comienzo, sólo líneas, mujeres, niños, pájaros.
Soy el que cuelga por los pies de la rama más alta y leo las manos, es cierto, pero nada significa nada. Si hay algo que decir, no será dicho. Si hay algo que callar, será un secreto a voces, polifónico, susurrado o lanzado a voz de cuello, pero un secreto al fin, porque no dejará de atravesarnos imperceptiblemente.

ER

domingo, 9 de diciembre de 2007

Día de suerte


Hoy no tengo ganas de pelear, quiero rendirme de una vez, pero mi matador se anda con vueltas, se distrae. Me canso de ofrecer mi costado más débil, me canso porque las hormigas no pierden el tiempo y hacen su trabajo sobre mi cuerpo, un trabajo que no es caligráfico ni chino. No tengo ganas de pelear y eso se nota a la legua, pero es mi día de suerte, suerte maldita, día de todos los santos.

ER

viernes, 7 de diciembre de 2007

Sobre el desierto

El desierto nos llama como nos llama una puerta que se abre al descifrarse un acertijo, pero, por el contrario, resulta indescifrable e invulnerable. Nos atrae, pero permanece inasequible: a cada paso que damos parece retroceder dos hasta salirse de escala y hacerse infinito.
Para el que se aventure en su aridez, mejor llevar una cámara fotográfica que una cantimplora de palabras. El desierto permite que lo fotografíen porque sabe que no puede ofrecer más que su superficie. Prefiere el canto al parloteo inútil, el desplazamiento de la lagartija al andar agobiado del monje presuntuoso.
El desierto siempre está allí, conjurado y vuelto a conjurar, pero siempre en los bordes de la experiencia humana, en el lugar adonde algunos son desterrados a los golpes y otros pocos eligen adentrarse a tientas, apenas con lo puesto.

ER

domingo, 2 de diciembre de 2007

Felisberto Hernández (1902-1964)


Me prestaron Nadie encendía las lámparas (Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1947) de este extraordinario escritor uruguayo. Hasta hace dos semanas, desconocía absolutamente todo de él, de lo contrario diría que su influencia fue decisiva en todo lo que intenté llevar adelante. Fui a una librería y me enteré de que sus obras completas estaban publicadas por Siglo XXI en tres tomos. Ya me compré el tercero, con el que pienso iniciar la cuenta regresiva.

ER

lunes, 5 de noviembre de 2007

El ciempiés

Yo mismo los vi morir
como muere el ciempiés
sobre sus piernas

flexionando las rodillas
unas tras otras

Pero no les pude decir
que se fueran
porque eran omnipresentes

no les pude decir que
se callaran porque
eran omniparlantes

ER

martes, 30 de octubre de 2007

Padyatra al infierno

Me sumé al desfile
de los descastados los perdidos
los que nunca necesitaron
renunciar a nada

y al frente iba Tom Waits
cantando

De él aprendimos
a llevar nuestra no dignidad

nuestra cojera
hasta el fin del mundo

ER

martes, 23 de octubre de 2007

Río Capitán, Fede y Liv

XII

Su recuerdo más antiguo se abrió paso pidiendo no ser olvidado. Otras operaciones que se daban al nivel de la corteza cerebral, algunas más algebraicas que otras, le retrucaron que él no era meramente un objeto a recordar sino también la potencia de hacer presente tal objeto. En suma, lo hacían responsable de darse cuerpo a sí mismo.

ER

sábado, 20 de octubre de 2007

Antes de acostarme

En silencio y con el frío
del amanecer
revisé mis bolsillos
antes de acostarme

Encontré la llave
de tu corazón
pero te habías ido
sin dejar más rastro

que tu cuerpo
intocable sobre
la cama destendida

ER

La Justa en La Fabriquera


Domingos - 20:45hs:
La Justa

Actuación: Delia Aguinaga, Anahí Carnavale y María Amelia Pena
Música Original: Eduardo Rezzano
Entrenamiento vocal: Déborah Brandwajnman
Proyecto escénico y lumínico: Laura Valencia – Verónica Pastuszuck
Realización Escenográfica: Enzo Brutti – José de Diego
Asistencia Técnica: José Pollo Canevaro
Asistencia de dirección: Lucía Savloff
Dramaturgia: Patricia Ríos – Laura Valencia
Las actrices colaboraron en la elaboración de los textos


Idea y Dirección General: Laura Valencia

Estreno grupo La fabriquera Obra ganadora subsidio coproducciones teatrales de la Comedia de la Provincia 2006

lunes, 15 de octubre de 2007

jueves, 11 de octubre de 2007

a D. H. Lawrence

Fui a hacer un trámite
de influenza
y me encontré con
un buen amigo de
los tiempos del Savoy

Él me reconoció primero
y me sorprendí extrañamente
de no reconocerlo yo
habiendo sido un buen amigo
de los tiempos del Savoy

un camarada -primer violín-
de tan exasperante orquesta

ER

7/10/07. Única toma

Grabando con Mariana Torres

jueves, 30 de agosto de 2007

Breve comentario sobre ¿Qué le pasa a Momo? de Najda

(texto expuesto en la muestra de libros infantiles Libros animados organizada por el grupo La Grieta entre el 30/07/07 y el 05/08/07)

Momo fastidioso e intratable preocupa a todos. ¿Qué le pasa a Momo?
Momo harto se autodestierra, piensa y reflexiona hasta dormirse. Se transforma y vuelve con el humor cambiado.
Momo cordial y cariñoso preocupa a todos. ¿Qué le pasa a Momo?
La comunidad en armonía quiere entender por qué primero esto y después aquello, pero Momo es en acto e in situ; aquí, ahora e injustificable. El problema de la comprensión es más del que no comprende que del incomprendido, pero finalmente sufrido por éste, a quien se castiga con la ley de los justos.
Momo, en algún capítulo no escrito de este cuento, llegará a ser torturado hasta la muerte en vida, si lo soporta, porque su actualidad es imperdonable. Su espíritu poético terminará, vaya broma del destino, momificado y exhibido en un museo bajo la tutela de los guardianes del tiempo que todo lo destruye, aun cuando el templo de Kronos parezca inalterable.

Eduardo Rezzano

sábado, 18 de agosto de 2007

3 no fábulas

Vida y obra

Hurgando entre mis macetas
mis plantas no tan exóticas
descubrí un brote de malaria
con sus hojitas carnosas
despertando a la vida

No me sorprendí

Invité a mis amigos
más cercanos
y declaré cuarentena
pero fue una cuarentena
rara que más se pareció
a una orgía

La malaria floreció
y nadie reparó en el atractivo
de sus colores

No fue fecundada

Palideció
se puso vieja en cuestión de
horas y lamentó morir casta
sin haber sido tocada jamás

La velamos hasta
que se acabó el whisky
luego nos dormimos sobre
la alfombra que hedía
a cócteles non sanctos

a fluidos derramados
en las horas álgidas
de los cuerpos


En el bosque


Oligopol la serpiente y
Oligopol la ardilla jugaban
al si me tocas te mato

y así se la pasaban
entre cabriolas peligrosas
risas y siseos

Una tarde
comiendo de la misma tarrina
y con el juego aún en curso
la serpiente provocativa
como al descuido la tocó

La ardilla le dijo "te mato"
y por más que buscó el ángulo
no supo ni como empezar la faena

Humillada abandonó la aldea
y tres años después
volvieron a encontrarse

"Te guardé rencor y avellanas
te guardé rencor y avena arrollada”
dijo Oligopol la ardilla "todavía
lo puedo compartir todo"


La espera


"Doce minutos
sumergido en el agua hirviendo
me endurecieron hasta el
blanco de los ojos
y el amarillo de las yemas"

Continuaban torturando a
Mr. Egg sin resultados
ya que sólo hablaba
para quejarse

para dejar en claro
que el trato recibido
no estaba a la altura
de su dignidad

Nevaba otra vez
pero siempre tarde

cuando la noche
nos reclamaba para
otros menesteres

–la vigilia alrededor
de la mesa

la espera

"Dejadme salir
no llegaré lejos"
se desesperaba el hijo
ante el insistente llamado
de la tormenta sobre
los postigos oxidados

y Mr. Egg era
el único que sonreía

que sonreía y lloraba
porque sabía que su papel
era representado

que no era real
como la familia desquiciada
que lo mantenía cautivo

Aun si pasara la noche
sin novedades
si amaneciera sin que
lo mataran

seguiría esclavo de
su vergüenza

porque sabía que
ya nada podía ocurrir
fuera de esa habitación

que el mundo entero
se había vuelto inaccesible
y cualquier especulación
era mero entretenimiento

Eduardo Rezzano

Pedro y Tonka


Pedro (adelante) y Tonka (atrás)

jueves, 16 de agosto de 2007

El arte es el antídoto contra la cultura

El arte es una bomba lista para estallar, sólo que hace falta conocer las palabras mágicas del tipo ábrete sésamo. El arte es liberador y la cultura, sujeción y adiestramiento; el arte es el antídoto contra la cultura, no siendo exterior a ella sino produciendo su exterioridad. Pero no todo arte es bueno para todos o conviene a todos: se trata de un buen arte, o que nos conviene en un momento dado, cuando su influencia nos hace crecer, cuando debilita nuestro yo autoritario; un mal arte, en cambio, nos envilece, nos afirma como sujetos, fortalece nuestra identidad y endurece nuestras convicciones. Un mal arte trabaja en complicidad con la cultura que avanza con pies de plomo.

Eduardo Rezzano

martes, 9 de enero de 2007

Algunos poemas de Gato barcino

Padre

Una mariposa en
mi balcón
pone sus huevos
y se va

Pronto mi casa
se llenará de gusanos
a quienes alimentaré y
cambiaré los pañales

Seré un padre ejemplar
y a su debido tiempo
les enseñaré a volar
arrojándome por la
ventana


Mamut

La imagen del descongelamiento
del mamut
era un pensamiento que
se me había hecho recurrente
pero no obsesivo

Unas veces se me presentaba
como un volver a la vida

-lo veía sacudiéndose la
escarcha del pelaje escrutándolo
todo con sus ojos negros
o pardos-

y otras asistía
al desmoronamiento de sus carnes
a la gelatinización de sus jugos

como si toda su muerte
hubiera permanecido enquistada
o atrapada en una botella

Así y sin darme cuenta
fui adquiriendo maneras
de elefante
mi andar se hizo más pesado
mis razones más huidizas

Opté por el silencio en
la mirada y
un balanceo lento y
armonioso de mi trompa

Permití que se me hablara
al oído
y me transformé en el
gran escucha

porque sabía que las palabras
habían perdido su significado
que la tierra volvía a
no ser de nadie


Diumenges

El gato barcino
movió su cola y saltó
sobre la mesa

La mesa estaba vacía
-sólo un charco de vino
había sido abandonado
a la absorción de la
madera-

y se escuchaban las
despedidas y las promesas
de repetir el convite

las risas que se prolongaban
por la escalera hasta la calle

hasta el nivel cero del
desencuentro