domingo, 12 de noviembre de 2023

El ciempiés

 















El ciempiés es un poemario escrito en 2001 que recién ahora logra su primera edición. Tuvo, eso sí, un interesante recorrido performático, sostenido por la voz y el cuerpo del Ratón Losada, queridísimo actor y director teatral.
 
Ilustración y diseño de cubierta: Carolina Soler
Formato: epub
 
 
 
Algunos poemas:
 

 

SALUTE

 

A mano alzada

dibujé un caballo

y ese caballo canta

 

—por lo que pudimos escuchar

ese caballo canta

 

Dibujé

una procesión de fieles

sobre las líneas de Nasca

 

un buey que pasta

en los prados del museo

 

una mesa sin sillas

ofrecida al peregrino

 

una lechuza

sobre la mesa

 

y un vaso vacío

que rueda y se cae

 

El sol brilla

sobre todas las cosas

y todas las cosas giran

alrededor del sol

 

los muertos vuelven

por enésima vez

a la vida

 

y los vivos

labran la tierra

 

“Buena salud tenga el rey

para tragarse la orina de los perros”

dice el revolucionario

de plañidera semblanza

 

—buena salud tenga la reina

y su hija anoréxica

de dientes fecalizados

 

 

LA MIRADA

 

La última vez que me miraron así

quedé embarazada de trece semanas

 

Después me dieron

cuatro puntazos de bayoneta

que me atravesaron

de costado a costado

 

y fui carneada

y embutida

 

La última vez que fui vista

recibía a los hombres

impúdicamente

entre los granos de maíz

 

Ahora recibo a las mujeres

entre los pliegues

de mi vestido

 

a los muertos

entre faldones de tierra

 

 

LEZAMA

 

Nos visitó el hombre lobo

e hizo gala

 

de sus nuevos movimientos mecanizados

aprendidos en la planta de ensamblaje de Toyota

 

Cuando la orquesta toca pasodoble

él dice que prefiere la noche americana

 

y se luce con sus dotes

para la danza y el engaño

 

con sus movimientos mecanizados

que levantan polvareda

 

que levantan comentarios y suspiros

de los bravos hombres de Dios

dispuestos a matar o morir

por un pedazo de cielo


Las uvas y las subastas

 














 
 
Las uvas y las subastas es un poemario escrito entre 1998 y 1999 que permaneció inédito hasta ahora. Durante más de dos décadas pasó por las manos de distintos editores sin generar demasiado interés, participó sin éxito en varios concursos de diversa importancia y sobrevivió a innumerables correcciones.
 
Ilustración y diseño de cubierta: Carolina Soler
Formato: epub
 
 
 
Algunos poemas:
 
 

Pacto de silencio

 

Enceraron el parquet

con una cera un poco rara

con olor a frutas

pero no me doy cuenta

a qué frutas

 

lo lustraron con saña

y quedó opaco

a pesar del esfuerzo

 

Desde entonces

se llena de hormigas

debajo de la cama

 

los pájaros

no vuelven a la palta

el perro no ladra

 

el cartero no dice

que lo va a matar

si lo muerde

 

 

En los campos de don Rosendo

 

En los campos de don Rosendo

abandonaron a Claretta

 

—la abandonaron en el campo

por no responder a las expectativas

 

“Chica hacendosa” dijo

y para cuidar la hacienda

la contrataron

 

aprendió

a manejar el lazo

a capar y marcar

con fierro caliente

 

Abandonaron a una muchacha

la que hoy roba hortalizas

la que aúlla de noche

y degüella terneros

 

“Tiene hambre de varón”

dicen en el pueblo

y se preparan con perros

caballos y escopetas



Agua

 

Dejé

que el agua corriera

y al octavo día

salí tras ella

a lomo de mula

 

Cuando la encontré

había cambiado

y su color era otro

 

su sabor

el de la liebre salvaje

El peso de un árbol

 











 

 

 

 

El peso de un árbol es un breve poemario escrito en 2023 y editado artesanalmente por Oficina Perambulante, el sello de Carlos Ríos.

 

Algunos poemas:

 


Bajé a comprar un poco de ese chocolate cartaginés que te gusta tanto. Lo venden en un kiosco que no cierra nunca. Con el dueño nos conocemos desde siempre y por eso sabemos que el mundo no tuvo un comienzo. Que vaya a tener un final nos cuesta imaginarlo, pero no lo podemos saber.

 

 

Messi se despierta y se da cuenta de que todo fue un sueño y que en su sueño estábamos todos. Se viste y sale a la calle, todavía oscura. Prefiere caminar aunque llueva, aunque vaya a llegar tarde otra vez al trabajo. Hace tiempo que dejaron de importarle el mal humor de su jefe, sus amenazas o que lo echaran. Tan aburrido está, tan aburrido. 

 

 

 

Reunidos en Avignon

fuimos a conocer el puente

 

hacía frío y nadie cantaba

 

Las lavanderas llevaban

a sus hijos en las cestas

 

los sumergían en las aguas heladas

y oraban en el nombre del padre

un padre ausente y desconocido

 

 

 

Volví manejando desde Junín de los Andes; lo raro fue que había ido nada más que hasta Buenos Aires, a la despedida de mi amigo Pedro. Llegué y me fui derecho a la cama; las sábanas guardaban restos de la comida de ayer, un ayer lejano y prohibido.