martes, 15 de enero de 2008

Astor Piazzolla

Estaba viendo un video de Piazzolla grabado en el Festival de Montreal, y se me ocurría que don Astor es al tango lo que el rock sinfónico, aquel entusiasta y presuntuoso menjunje setentoso, es al rock. Si a Piazzolla aún se lo toma en serio, quizás sea por su semblante adusto, porque sus melodías eran un poco más inspiradas o porque el tango no es tan estrictamente juvenil.
No quita que la belleza de algunas de sus piezas me gane por knock out, pero Piazzolla no me gusta. Y especialmente no me gusta, no porque me suene a cosa vieja, sino porque siento que su música conduce a la oscuridad, a caminos sin salida, a puertas cerradas.

ER

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, a mí sí me gusta. Mucho. Puse por ahí una entrada al principio. Crea un sonido que no puede igualarse a nada.

Eduardo Rezzano dijo...

Me parece muy bien e inobjetable, claro, que te guste. La mía es una opinión muy personal y no me resulta sencillo compartirla. En el ámbito del tango siempre se lo consideró un revolucionario, y sé que tuvo que luchar literalmente a golpes de puño contra la resistencia de los ortodoxos. Hoy, a la distancia, me parece que él era un hombre de su tiempo, con todo lo meritorio que eso conlleva.
Ahora se ha vuelto muy popular y su obra hasta es incluida en sus repertorios por las orquestas sinfónicas y las agrupaciones de cámara, pero ahí no tengo dudas de que sale perdiendo, porque al lado de los grandes compositores del siglo XX, lo suyo suena, por lo menos, anacrónico (claro que las orquestas necesitan un poco de anacronismo para llenar los auditorios).
Al margen de esto, su música no funciona conmigo. Algo de él he tocado, intenté hacerlo decentemente y hasta lo he disfrutado, pero un día sentí que era una música que se cerraba sobre sí misma como una serpiente que se autoengulle, y que me conducía siempre al mismo cuarto mal iluminado, mal ventilado y con un Piazzolla sentado frente a una mesa de madera tosca, haciendo ruido con los dientes en una suerte de bruxismo vigilante.

Anónimo dijo...

Supongo que, como todo lo que se vuelve demasiado habitual, termina por sonar a muy usado, a poco apetecible. Yo creo que por aquí no es tan popular.
Desde luego si sientes esa opresión con su música, por algo será. Parece bastante angustioso oírle esos ruiditos en un cuarto cerrado. Uf
Que conste que yo respecto al tango era muy clásica, luego no sé qué me pasó.

m.a. dijo...

adhiero, mr e r, holor a humedad y telarañas. e intrincadas, laberínticas, asfixiantes redes de por qué, por qué, por qué.

m.a. dijo...

otra cosa,
cuando usted respira hondo, toma coraje, y arremete contra las estampitas locales, arma lindas polémicas. bravos a su iniciativa.
otra cosa,
la música popular arrastrada a la academia y los claustros del buen oir (sin sarcasmos) me produce un efecto similar al de ver a julio bocca bailando sui generis. fuchi. detrás de esos intentos demagógicos, siempre se esconde lo que siempre esconde la demagogia. no?

m.a. dijo...

o los pasillos universitarios con manos técnicas intentando chan-tuchaca-tu-chan

m.a. dijo...

para qué?!


ups. perdón. me excedí.

Eduardo Rezzano dijo...

Bueno, esta vez no veo que la polémica se haya desatado, sólo hemos estado charlando amigablemente. Supongo que si este blog fuera un poco más visto, ya habría recibido un par de castañazos o algún llamadito de atención. Pero tampoco es mi intención armar lío o escandalizar, solamente pongo a consideración pequeñas ideas que vengo trabajando de a poco.

Anónimo dijo...

vale que no les guste, pero no tenéis que echarle la culpa al pobre Astor de vuestras oscuridades. Cada cual con sus propias bestias lidia, y sus obsesiones...y a más ¿qué cosa es "ser hombre de su tiempo"?, eso limita su genio pues, y en un par de décadas nadie lo recordará...no lo creo. Y lejos de la pura demagogia brillan los astros...