El ropavejero alemán cuida el rebaño, pero en una fase muy posterior. En las noches de luna llena no pega un ojo y hace rodar bolitas de naftalina por la hondonada: su primo, que no es lobisón sino hombre polilla, acecha en cada rincón oscuro.
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1 comentario:
No entiendo del todo el relato mínimo; la naftalina me ha embriagado, creo.
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