miércoles, 21 de mayo de 2008

40 y 117

Para habitar una ciudad a veces hace falta encontrar otra ciudad en ella, una ciudad clandestina; no la ciudad de todos porque todos termina no siendo nadie. En La Plata, este proceso últimamente se me ha hecho harto difícil, pero ocurrió este domingo, en coincidencia con mi cumpleaños, que fuimos a cenar con Caro a La Bicicletería y descubrimos uno de esos lugares en los que la línea de la vida se traza a pulso con una vara sobre la arena, como lo haría un escarabajo en el desierto con sus patitas.

ER

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso relato, descubrir una ciudad dentro de otra, tienes razón; es como encontrar el sitio que uno quiere y no estar perdido. Conocer la ciudad de siempre es estar perdido en ella, claro
Saludos

Anónimo dijo...

gracias por su mensaje don eduardo.
abrazo, espero haya disfrutado de los videos.

Flor dijo...

Hermosa descripción de un lugar maravilloso y que invita a la aventura en la cotidianeidad. Edu, gracias por la dulzura en estos días no tan dulces...

Eduardo Rezzano dijo...

clubsilencio: mi compu, que es viejita y a la vez adorable, no me permite ver youtube. Gracias igual y ya me los miraré en otro lado.

flor: pronto, nueva expedición.